La Copa América Femenina, prueba del rezago en Conmebol

Fotografía: Selección de Brasil Femenina

El futbol femenil sudamericano atraviesa una época de contrastes. Mientras selecciones como Brasil y Colombia cuentan con plantillas cada vez más competitivas —y Argentina eleva progresivamente su nivel—, también emergen figuras de talla mundial como Mayra Ramírez, Linda Caicedo y Tarciane. Sin embargo, las condiciones que ofrece la CONMEBOL para el desarrollo profesional de las futbolistas siguen siendo inadecuadas.



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Durante la fase de grupos de la Copa América Femenina 2025, circularon en redes sociales diversos videos donde se evidenciaban las precarias condiciones para el calentamiento previo de las jugadoras: espacios cerrados, reducidos y mal ventilados dentro de los estadios. Estas limitaciones, además de afectar la preparación física, incrementa el riesgo de lesiones.

Las quejas no tardaron en manifestarse. Futbolistas de distintas selecciones hicieron pública su inconformidad, no solo por las condiciones de calentamiento, sino por una cadena de deficiencias a lo largo del torneo: horarios poco accesibles para el público, canchas en mal estado, falta de tecnología como el VAR, errores arbitrales y escasa difusión.


Estas denuncias no son nuevas. En 2024, durante la segunda fase del Mundial Sub-20 realizado en el Estadio Centenario de Armenia, Colombia, se registró una protesta organizada por aficionadas y activistas que colocaron carteles desde la entrada hasta las gradas del estadio exigiendo una liga femenil colombiana digna. Las demandas eran claras:

Fotografía: Selección de Uruguay Femenina

  • Contratos formales y justos

  • Salarios dignos

  • Estructura profesional sólida

  • Apoyo técnico integral para el desarrollo de las futbolistas

Situaciones similares se repiten en otras ligas del continente, como la Primera División Femenina de Uruguay. Incluso antes del arranque de la Copa América 2025, la selección uruguaya difundió las condiciones precarias de su concentración. Por lo que exigieron:

  • Instalaciones adecuadas y vestuarios dignos

  • Cobertura médica

  • Apoyo económico real, tanto para jugadoras como para cuerpos técnicos

  • Mayor visibilidad para la liga local

Las limitaciones también alcanzan a torneos de clubes como la Copa Libertadores Femenina. En su edición de 2024, el club Corinthians denunció múltiples fallas en la organización: cambio de sede a último momento, un formato de competencia que no permitía descansos adecuados, canchas (no estadios)  inhábiles para el nivel del torneo, problemas logísticos con los traslados (buses en mal estado) y falta de público, derivada en parte de la poca promoción. Boca Juniors se sumó a las críticas.

Fotografía: Corinthians

Aunque se han logrado ciertos avances tras acuerdos con las jugadoras y ajustes muy concretos, lo cierto es que la CONMEBOL, tanto como confederación y a través de sus ligas nacionales, continúa mostrando un rezago estructural importante. Hay gran cantidad de jugadoras que no pueden vivir exclusivamente del futbol: se les exige un rendimiento profesional en condiciones de amateurs, lo que las obliga a llevar su carrera deportiva a la par  con otros empleos.

Sudamérica sigue formando grandes talentos dentro del campo, pero el entorno no está a la altura. Mientras las selecciones evolucionan, las estructuras eficientes, siguen siendo una deuda pendiente para el desarrollo real del futbol femenil en la región.



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