El sueño es de todas y todos

La fase de grupos de la Copa Oro W 2024 representó una montaña rusa de emociones para la selección de México. El presupuesto que se realiza antes de comenzar un torneo de esta magnitud es importante para establecer metas realistas y comenzar a preparar los partidos en función a éstas.

El proceso de planeación es una tarea que el cuerpo técnico de cualquier equipo debe llevar a cabo tomando diversos factores, no solo los rivales a enfrentar. En el caso mexicano, Pedro López sabía que la necesidad de trascender era relevante, sobre todo viniendo de algunos resultados adversos al enfrentarse a selecciones de un nivel sobresaliente.

En términos del capital humano, desde la convocatoria oficial para la Copa Oro W surgieron muchísimos cuestionamientos. Lo anterior no debe sorprender, pues este tipo de decisiones se toman de forma unilateral y se conforman a discreción del cuerpo técnico exclusivamente. Sin embargo, el cambio generacional estuvo caracterizado por discrepancias entre el discurso y la lista que se presentó ante CONCACAF.

El partido inaugural, como es costumbre, generó expectativas dentro del (cada vez más grande) ecosistema de futbol femenil en México. Fenómeno que iría en aumento con el paso de los partidos.

Selección Mexicana Femenil

Foto: @Miseleccionfem

Argentina, que es evidente que no es la potencia mundial que representa en el futbol de varones, tampoco iba a ser el mismo equipo que permitió 6 goles en el lejano 2021 durante un amistoso celebrado en territorio mexicano. El inicio del partido marcaba una clara tendencia en favor de las mexicanas; era evidente que la posesión e intensidad les pertenecían en su totalidad.

Después de un tiro penal errado por la capitana Rebeca Bernal (minuto 9), el encuentro se fue haciendo más y más áspero. Las argentinas lograron aprovechar la ansiedad, nerviosismo y falta de creatividad de las mexicanas, creando algunas oportunidades de peligro en el arco de Barreras y trabando las acciones hasta que el partido llegó a su fin.

Afortunadamente para la selección mexicana iba a ser complicado jugar peor que en su debut frente a Argentina. Los cambios para encarar el partido contra República Dominicana se dieron desde la oncena titular y, a pesar de que la columna vertebral se mantuvo, Greta Espinoza, Karina Rodríguez, Stephany Mayor y Charlyn Corral dieron su lugar a Nicki Hernández, Kimberly Rodríguez, Kiana Palacios y Diana Ordóñez.

Francamente este segundo partido arrojó muy pocas conclusiones en materia futbolística. Quizá la confianza y el profesionalismo con que se afrontó el partido fueron los elementos que valdría la pena subrayar, pero el 8-0 a favor es el reflejo de la distancia futbolística que hay entre las selecciones de República Dominicana y México.

Selección Mexicana en medio de una celebración

Foto: @Miseleccionfem

El guión oficial nos recordaba que el tercer y último partido representaría la prueba más complicada para la escuadra de Pedro López. Es curioso que, a pesar del gran número de factores que estrechan la vecindad entre México y Estados Unidos, el futbol femenil no es uno de ellos. La historia nos ha enseñado que mientras las norteamericanas poseen una cultura deportiva que se refleja no solo en prácticamente todas las disciplinas, en México no existe la infraestructura, la capacidad institucional, ni mucho menos el apoyo gubernamental para alcanzar los estándares del deporte estadounidense. Sin embargo eso ha ido cambiando y gracias a la profesionalización del futbol femenil en México a partir de 2017, la evolución ha sido evidente.

Por segundo partido consecutivo, la alineación mexicana sufrió algunas modificaciones; estaba claro que para enfrentar a una potencia de ese calibre era necesario salir lo más protegidas posible. Fue así como Barreras se mantuvo en el arco tal y como lo hizo en los partidos anteriores. La línea defensiva se conformó por 5 jugadoras de muchísima experiencia y con calidad probada en partidos de alta presión (Espinoza, Bernal, Ferral, Luna y Hernández). La mitad de la cancha se mantuvo constante durante toda la fase de grupos (Delgado y Nieto) y la delantera se modificó para completar el parado (Sánchez y Ovalle intercalando posiciones para ayudar en la media y Palacios al frente). 

Eduardo Galeano dice que el milagro del gol se da poco; y es que comparado con otros deportes, las anotaciones se dan a cuentagotas. Pero si 90 minutos de un intercambio constante de posesiones de balón, son tan solo los paisajes que adornan obras de arte como las creadas por Jacqueline Ovalle y Mayra Pelayo, se me hace un precio justo que todas y todos podríamos pagar.

México celebrando triunfo ante EE. UU.

Foto: @Miseleccionfem

No quisiera entrar en detalles sobre los goles que le dieron la victoria a México y a la postre la clasificación a la siguiente fase ¿La razón? Las adjetivos me van a faltar para describir tremendas anotaciones. Dejaré que usted, querida y querido lector, utilice sus propias experiencias y percepciones de la vida para darle su justo valor a lo hecho por las futbolistas de Tigres y Xolas, respectivamente.

El desenlace de esta historia llamada Copa Oro W aún está lejos y espero que el la luna de miel no se termine para las seleccionadas nacionales, cuerpo técnico y afición. Porque sí, el mérito es de ellas, pero el sueño es de todas y todos.


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